Las manos relajadas permiten una mejor eficacia de nuestra palpación. Es preciso tener presente la regla de la invitación, que consiste en que el terapeuta debe ser invitado en el vientre muscular conforme estos se adaptan y no pretender entrar a la fuerza.
Se deben evitar posturas excesivamente lesivas para las manos, como:
- Exceso de desciación radial-cubital en la muñeca.
- Extensión mantenida del pulgar.
- Evitar la aplicación de fuerzas con últimas falanges.
Existen una serie de medidas, que favorecen el bienestar de nuestras manos, que evita la aparición precoz de lesiones degenerativas en las articulaciones de los dedos y muñeca o la aparición de lesiones por microtraumatismos como pueden ser el sindrome del tunel carpiano. Entre estas medidas destacan:
- Aplicación de inmersión en agua caliente al iniciar la sesión, para favorecer una buena vascularización de la mano.
- Evitar el uso de sustancias o pomadas abrasivas, salvo cuando sea estrictamente necesario, estas sustancias favorecen la aparición de dermatitis, que restan eficacia a nuestras maniobras.
- Aplicación de sesiones cortas de crioterapia (lavar con agua fria a presión adecuada) entre paciente y paciente, de esta manera evitamos pequeñas lesiones por sobreesfuerzo.
- Aplicación de cremas hidratantes como parte del aseo diario, así como evitar la exposición de las manos a tareas que puedan lesionarlas.
También resulta interesante la realización de alguna actividad física que favorezca la flexibilidad de las manos y brazos. Algunos ejercicios pueden ser:
- Simulación de tocar el piano.
- Presión de una mano sobre otra o sobre el puño.
- Ejercicios con bolas chinas de rotación en la mano.
Entre otros ejercicios.
Las manos son la erramienta principal que un fisioterapeuta o un masajista tiene, por lo que hay que cuidarlas y mimarlas como si de un niño se tratara.
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